REFERENCIAS HISTÓRICAS, SITUACIÓN ACTUAL E ITINERARIOS DE INTERÉS
Referencias históricas
La Sierra de Cabo de Gata ha sido desde la antigüedad una zona, más de tránsito,
que de estancia. Los asentamientos humanos, casi siempre escasos, se remontan
hasta épocas prehistóricas. Los restos más antiguos corresponden a una talla en
piedra, hallada de Los Escullos, con una antigüedad aproximada de 10.000 años
(Mesolítico).
La Edad de los Metales aparece representada por dos culturas: la de los Millares (cobre) y la del Argar (bronce). A la primera corresponde la necrópolis de Barranquete, donde se han excavado once enterramientos comunales en tholos, datados en el 2330 a.d.C. a este mismo periodo corresponden los yacimientos del Tarajal y el de La Amarguilla (Cerro de Las Palomas).
La Cultura del Argar (2500-1800 a.d.C.), coincide con la Edad del Bronce y vino
a sustituir a la anterior. Los yacimientos metalíferos influían en la
localización de los asentamientos, destacando el poblado de La Molatilla, en la
cercanía de Las Negras.
Del período fenicio y cartaginés no se han hallado restos, aunque sí citas
aisladas (Ptolomeo y Avieno) que hacen referencia a esta sierra y de un supuesto
templo, dedicado probablemente a una diosa tartésica, que los griegos
atribuyeron a Afrodita y los romanos a Venus. Según el historiador Schulten este
santuario (Lugun Veneris) debió estar situado en el Cerro de la Testa
aunque, hasta la fecha, no se han encontrado restos. Durante este periodo debió
ser zona de
tránsito habitual entre las poblaciones
de
entre Baria (Villaricos) y Abdera (Adra).
De la época romana destaca una industria de salazón de pescado (garum), situada a unos metros al Este de Torregarcía, que probablemente se nutriese del cloruro sódico de las cercanas Salinas de Cabo de Gata. Durante esta época se extrajo oro en el Cerro del Cinto (Rodalquilar), como lo demuestra la necrópolis hallada en dicha localidad. También han aparecido restos, como cepos y ánforas, en Rodalquilar, Escullos, Cala Higuera, Playa de San José y Cabo de Gata.
Industria de salazón romana (garum) |
Del periodo árabe se conservan pocos restos. En un lugar indeterminado y cercano al Qabit Banu Aswad (Cabo de Gata) se construyó en año 850 un Ribat, fortaleza de vida monástica y guerrera. Durante el reino Nazarí de Granada (1238-1488) se intentó fortificar la costa mediante torres vigías, situadas en el Cerro de la Testa, Cerro de Los lobos y Vela Blanca, pudiendo existir también un asentamiento estable en Al-Hawan (Agua Amarga).
Torre-fuerte de los alumbres de Rodalquilar |
Castillo de San Pedro en la cala del mismo nombre |
También corresponden a este periodo la Torre de San Miguel, la de Vela Blanca y
la Atalaya de Cala Higuera o del El Fraile. La protección de la comarca influyó
en la consolidación de algunos asentamientos humanos en la Almadraba de
Monteleva, Cala Higuera, Escullos, Pozo de los Frailes y Fernán Pérez, entre
otros, desarrollándose una importante actividad agrícola y ganadera
Durante el siglo XIX y hasta mediados del XX, la minería es la responsable de un
aumento sin precedentes de la población. Así, en 1900 la franja costera contaba
con 14.000 habitantes. Existían explotaciones de plomo, hierro, cobre y zinc.
Agua Amarga se convirtió en embarcadero y lugar de almacenaje del mineral de
hierro que se traía en ferrocarril desde Lucainena de las Torres (Sierra
Alhamilla).
Mina de oro de María Josefa |
Minas de oro de Abellán bajo el Cerro del Cinto |
Desde 1930, hasta 1966, la minería estuvo centrada en la extracción de oro;
durante este periodo Rodalquilar llegó a contar con 1.000 vecinos, en su mayoría
mineros. Tras del cierre de las minas se procedió a un nuevo despoblamiento de
la serranía que se ha mantenido hasta hace pocos años.
Población, accesos y economía actual
San Miguel de Cabo de Gata, La Almadraba de Monteleva, San José y Los Escullos suman en su conjunto no más de 2.000 habitantes. Sin embargo, durante el verano la población aumenta considerablemente en estos y otros núcleos como Las Negras, La Isleta del Moro y Agua Amarga en la costa o Fernán Pérez y El Pozo de los Frailes en el interior. Los núcleos de población costera, de origen fundamentalmente pesquero, están escasamente poblados. La presencia de un litoral “virgen”, repleto de recónditas calas y playas de ensueño, de aguas transparentes y de gentes amables, ha atraído, durante las dos últimas décadas, a un número cada vez mayor de turistas, que huyen precisamente de las tradicionales ofertas de “sol y playa” que abarrotan la mayor parte de las costas mediterráneas de la Península Ibérica.
En cualquier caso, esta situación ha favorecido el desarrollo del sector
servicios con la creación de puestos de trabajo e infraestructuras hoteleras y
de recreo como campings, apartamentos, restaurantes, hoteles y hostales e
incluso un puerto deportivo, el de San José.
Un fin de semana de julio o de agosto puede acumular “poblaciones flotantes” de
más de 40.000 personas, inimaginables en los desérticos “Campos de Níjar”
de Juan Goytisolo. Asimismo, destaca el reciente desarrollo de empresas
dedicadas al turismo rural y de la naturaleza, que incluyen una amplia oferta
(senderismo, recorridos guiados por tierra y por mar, actividades acuáticas y
subacuáticas) pero quizá poco dimensionada y conocida. De su correcta gestión,
impulso y dinamización puede depender, en parte, el romper con la marcada
estacionalidad que presenta actualmente el sector turístico, que se ha
convertido en una de las principales bases de la economía comarcal.
Existen otras formas de aprovechamiento económico como el agrícola que lucha
denodadamente contra las condiciones adversas del suelo y de la falta de agua,
dedicado al cultivo de cereales de secano, en menor medida a los de riego y últimamente
durante los últimos años
a los cultivos forzados bajo plástico. La pesca
artesanal, la ganadería y la industria salinera configurarían la base del
espectro económico del área, a las que hay que añadir algunas industrias (Michelín)
y actividades mineras como las canteras de bentonita. Los accesos al espacio
pueden realizarse a través de la red de carreteras que conducen a San Miguel de
Cabo de Gata, Pozo de los Frailes, Fernán Pérez y Carboneras, a partir de la
Nacional 340 o desde la Autovía del Mediterráneo.
Rutas de interés
La llanura litoral:
desde la urbanización de Retamar se puede llegar, a través de la costa, hasta la
Ermita de Torregarcía donde el primer domingo de cada año se celebra la Romería
de la Virgen del Mar, patrona de Almería. Junto al torreón del mismo nombre se
encuentran las ruinas de una industria de salazón romana. Desde aquí parte una
pista en dirección Norte que regresa a la carretera que une Almería con Cabo de
Gata; aparece rodeada por denso azufaifar, colonizando dunas fósiles y
constituyendo la comunidad vegetal más interesante del área, por las diferentes
asociaciones vegetales y faunísticas que presenta.
Justo al pasar la rambla de las Amoladeras, aparece una pista peatonal que
conduce hasta un mirador dotado de excelentes vistas y de un panel
interpretativo. A no más de un kilómetro, continuando por la carretera, se
encuentra el centro de interpretación del Parque Natural de Cabo de Gata - Níjar
que concentra diversa información acerca del mismo.
Tomando el desvío hacia Cabo de Gata, se llega a la barriada almeriense de San
Miguel, un pequeño pueblo de pescadores que, sin perder su esencia, se está
transformando en un coqueto núcleo turístico.
Prosiguiendo el camino hacia el faro de Cabo de Gata, se puede acceder los
observatorios
de las Salinas del mismo nombre donde, entre otras muchas especies
que pueden observarse descansando o comiendo, destacan el flamenco, la
avoceta y la gaviota de Audouin.
Salinas de Cabo de Gata |
Observatorio de aves acuáticas |
Las montañas de sal y una singular iglesia, delatan la presencia del poblado
industrial de las Salinas, en la barriada de la Almadraba de Monteleva, donde
aún queda alguna vieja barcaza testigo de los tiempos, no tan lejanos, en que la
sal se transportaba a remo hasta los barcos fondeados en la costa. En esencia,
es un núcleo industrial, auque actualmente tiene cierta importancia en el
desarrollo turístico comarcal. Conversar con los ancianos del lugar, que en su
día trabajaron en la industria salinera, siempre reportará al visitante multitud
de anécdotas y conocimientos de este paisanaje tan bello como su entorno.
La sierra volcánica:
dejando atrás a las Salinas, una estrecha carretera se interna en la sierra,
llegando hasta el faro de Cabo de Gata desde donde puede contemplarse el
Arrecife de las Sirenas, uno de los lugares más bellos de la costa. Otra pista
asfaltada continua hasta el torreón de Vela Blanca, dejando a su margen derecho
fantásticas calas, formaciones volcánicas columnares y el Arrecife del Dedo. La
pista de bajada, desde Vela Blanca, hasta San José, limita el paso de vehículos
a motor, aunque permite su uso peatonal y en bicicleta. Las vistas desde este
lugar son realmente impresionantes y descubren la salvaje belleza de este
espacio singular. A pocos metros de la bajada, encaramado a las rocas
volcánicas, se encuentra uno de los endemismos de la Sierra, la boca del
dragón el Cabo. Diferentes consorcios turísticos utilizan este tramo de la
costa en vehículos 4x4 lo que siempre puede ser una opción alternativa.
Vista desde Vela Blanca -dirección Este- |
Vista desde Vela Blanca -dirección Oeste- |
Si se pretende continuar el recorrido en vehículo hay que regresar en dirección
hacia Almería, tomando a la derecha el cruce que llega hasta San José, poblado
eminentemente turístico y otrora pescador. Desde esta localidad se puede acceder
por pistas a playas como los Genoveses, El Barronal o Mónsul que conservan aún
el esplendor de la naturaleza indómita.
Regresando por el Pozo de los Frailes, que conserva una noria "de sangre"
rehabilitada -digna de ser visitada-.
Se puede acceder a una carretera que llega hasta Las Negras, pasando antes por
lugares “emblemáticos”, como Los Escullos, La Isleta del Moro y Rodalquilar. Las
primeras dos localidades han constituido fondeaderos seculares de pescadores,
invasores y corsarios. Mantienen su esencia marinera y constituyen lugares
únicos dentro del mediterráneo español.
Entre estas dos últimas localidades -La Isleta y Rodalquilar- está situado un
mirador que, amén de ofrecer espectaculares vistas de los acantilados
volcánicos, está rodeado por especies botánicas singulares, como el palmito,
el cornical o la endémica clavelina del Cabo. Rodalquilar mantiene
aún sus infraestructuras de la explotación aurífera que sobrepasó el ecuador del
siglo XX. En esta localidad se encuentran las oficinas de este Parque
Natural, un amplio jardín botánico y diferentes dependencias como “la casa de
los volcanes”. El resto de las dependencias no urbanizadas se mantienen en
ruinas. Rodalquilar presenta una de las mejores playas del litoral almeriense,
el Playazo.
Antes de alcanzar la playa se pasa al lado de la torre fortaleza de Rodalquilar
(siglo XIV); una vez en la misma no se puede dejar de visitar los acantilados y
dunas fósiles que están junto al castillo de San Ramón.
En Las Negras llaman poderosamente la atención los altos acantilados de color
oscuro que quedan en su margen izquierda y su playa conformada principalmente
por cantos rodados. Regresando por el camino recorrido existe una carretera que
comunica a esta localidad con la de Fernán Pérez.
Desde esta localidad parte una pista de asfaltada que llega hasta Aguamarga y al
acantilado calizo de Mesa Roldán, dejando atrás calas singulares y,
afortunadamente poco conocidas, como la del Plomo y la de Enmedio. En Aguamarga
aún se conservan las ruinas de la industria minera decimonónica, que fuera muy
importante en la reciente historia de la comarca, y desde donde se exportaba vía
marítima la riqueza metalífera de Sierra Alhamilla, mediante vías ferroviarias y
otras técnicas inimaginables en la actualidad.
Desde Mesa Roldán se observan las enormes chimeneas de la central térmica de
Carboneras. Bajando hacia dicha localidad aparece, casi escondida, otra de las
mejores playas de la comarca la de Los Muertos.
Para los amantes de la antropología y de la historia Cabo de Gata presenta en la
actualidad innumerables recursos prehistóricos, históricos y etnográficos. Estos
últimos, los etnográficos aparecen por doquier, como una muestra secular de la
adaptación del hombre a los rigores del entorno, donde el agua ha sido y es un
recurso limitado. Puede ser interesante descender desde la autovía del
Mediterráneo en dirección hacia la pedanía nijareña de El Barranquete, que
conserva una necrópolis de la Cultura la Los Millares, aunque su acrópolis fuera
destruida en la década de los ochenta por cultivos bajo plástico.
Al buen observador no se le escaparán elementos singulares como aljibes,
cisternas y otras estructuras capaces de retener agua, que han existido en la
comarca desde la época romana y que han visto nacer culturas prehistóricas como
el Argar, o la de Los Millares.
Cortijo del Fraile |
La "cultura del agua" forma parte de la etnografía del Parque |
Dejando atrás Los Nietos, se llega a la aldea de Los Albaricoques, desde donde
parte una pista que conduce al Cortijo del Fraile, testigo mudo de un cruento
suceso en el que García Lorca basó su obra “Bodas de Sangre” y que, presenta en
la actualidad un estado ruinoso, común al de otros enclaves históricos y
prehistóricos de esta zona de paso entre Baria -Villaricos- y Abdera-Adra- en
pleno esplendor comercial
fenicio.
Régimen de protección
La mayor parte de las zonas descritas en estas líneas están incluidas dentro del
Parque Natural de Cabo de Gata - Níjar, declarado por la Junta de Andalucía en
diciembre de 1987. Con una extensión aproximada de
49.512 has,
de las cuales más de 12.012
corresponden a una franja de protección marina de una milla de anchura, donde se
encuentran 6 Reservas Marinas. Dicho espacio ocupa parte de los municipios de
Almería, Níjar y Carboneras. En el ámbito comunitario, está considerada como
Zona de Especial Protección para las Aves, estando las Salinas de Cabo de Gata
incluidas en el Convenio Ramsar sobre Zonas Húmedas de Importancia
Internacional. En 1998 la Sierra de Cabo de Gata fue declarada por la UNESCO
como Reserva de la Biosfera.
Forma parte de la Red
global
de geoparques nacionales.
Además, cuenta con una legislación específica,
consistente en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales y el Plan de Uso
y Gestión del Parque Natural. Se ha propuesto su inclusión como Lugar de Interés
Comunitario, ocupando una extensión aproximada de 49.547 Has., a las que habría
que añadir la superficie correspondiente a la Serrata de Cabo de Gata y a las
ramblas del Sur de Sierra Alhamilla que se extienden a partir del espacio
actualmente protegido. También destaca el Monumento Natural formado por la Isla
de San Andrés -Carboneras-.
Existe limitación de acceso y actividades en diferentes áreas, así como una red
de observatorios, miradores, puntos de información e interpretación, senderos,
etc. Con una superficie de carácter privado superior al 80% del espacio, parece
evidente que la protección y conservación de este rincón único del Mediterráneo
dependerá en gran medida de la sensatez y sabiduría de sus pobladores, del
respeto de sus visitantes y de una buena y eficaz gestión por parte de la
administración, potenciando una mejor calidad de vida sin detrimento de la
calidad ambiental y aplicando las fórmulas de desarrollo sostenible adecuadas.
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Información general
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