5.2 GÉRGAL.
|
Es cabeza de uno de
los municipios más extensos de Almería, aprovechando las laderas entre la
sierra de Filabres y el Campo de Tabernas. Se sitúa en una estratégica solana
como un observatorio privilegiado. Salvo algunos huertos y tierras de cultivo,
el territorio está formado (salvo las tierras altas de los Filabres) por montes
desnudos de arbolado y poblados sólo con una vegetación arbustiva, donde
antiguos balates recuerdan los intentos del pasado de obtener una menguada
producción cerealística, hoy en estado de abandono.
Sin embargo ha habido
un poblamiento desde época prehistórica, tal como prueban la presencia de
pinturas rupestres como el friso de Portocarrero o los abrigos del Peñón de las
Juntas.
De la época musulmana
encontramos sepulturas de eremitas y las fortalezas de San Gregorio y el
Castellón, éste a 2 kms. al sur del pueblo, posiblemente para controlar el
estratégico pasillo natural de acceso al interior, respondiendo al modelo de
castillo de itinerario de época almohade. |
Vista general |
Castillo y
repoblación cristiana
Tras la Reconquista
los Reyes Católicos entregaron la villa en 1492 en régimen de señorío a D.
Alonso de Cárdenas, maestre de Santiago, que incrementará su jurisdicción en 1572
con las poblaciones de Bacares, Velefique y Febeire, formando así el condado de
la Puebla.
El símbolo de este
poder señorial y referencia patrimonial del municipio es el castillo, levantado
sobre el montículo que domina el caserío y el valle.
Posiblemente existía
una previa fortaleza nazarí de los siglos XIII o XIV, y sobre su solar se
construye en la 1ª mitad del XVI un gran torreón central de planta cuadrada
(recordándonos la torre del homenaje medieval), al que se adosan 4 torres
ultrasemicirculares más pequeñas en las esquinas.
Castillo |
|
Planta |
Se levanta con
mampostería de piedra muy gruesa y sin labrar, esencialmente lajas de pizarra
en disposición horizontal, habitual como material constructivo de la zona. La
función defensiva predomina sobre la residencial, como muestra la presencia de
troneras para armas portátiles batiendo los muros, la protección de la puerta
de entrada con una ventana aspillerada y cadahalso, o el que realmente nos
encontramos con un postigo, no una puerta, para el acceso al castillo, por
razones de seguridad, con una entrada en recodo protegida por la torre de
acceso para evitar el impacto frontal de los disparos de la artillería.
Asimismo se utiliza el principio de compartimentación de la defensa a distintos
niveles, tal como muestra el patio previo al interior del castillo y tras el
postigo de acceso, o la presencia de aspilleras en algunas habitaciones del
interior. El muro almenado exterior a modo de barbacana no es original, pero
con la restauración realizada se ha integrado visualmente con el edificio.
Estos elementos
constituyen un arcaísmo en plena etapa de patios porticados y búsqueda de
efectos artísticos, durante el Renacimiento, cuando la función residencial y
palaciega debe ir unida a la puramente militar.
Este castillo será
protagonista de la rebelión morisca de 1568, donde fueron degollados los
cristianos del pueblo. Posteriormente, a la llegada del marqués de Los Vélez
huirán a las montañas vecinas o pueblos colindantes en manos sublevadas.
Tras sofocarse el
alzamiento se producirá la repoblación cristiana.
Recientemente ha sido
restaurado por su propietario, D. Carlos José Maeso Moreno, quien lo
había adquirido en subasta en 1972 por
576.000
pts. |
|
Detalle de una torre |
Iglesia de
Ntra. Sra. del Carmen
|
Representa el otro
símbolo del municipio y también fue levantado por el conde de la Puebla en 1505
como una de sus obligaciones señoriales. Sin embargo fue destruido por la
sublevación morisca, lo que obligó a su reconstrucción con la técnica mudéjar,
más sólida y barata.
Responde al modelo de
iglesia cajón de 3 naves, comunicadas entre sí por arcos de medio punto, con
capilla mayor diferenciada por un arco toral, y destacando especialmente el
volumen de la torre campanario junto a la cabecera. Éste era el modelo más
adecuado para núcleos de población más importantes y las villas cabeceras de
comarca.
Elementos también
destacables son el coro alto a los pies, un camarín dedicado a la Virgen tras
el altar mayor (fruto de una remodelación barroca del XVIII), con planta
octogonal y cúpula de lunetos, aunque exteriormente muestra una planta absidal
de 5 lados, y especialmente una armadura central de limas con tirantes
sostenidos en canes, otra diferenciada para el altar mayor, mientras que las
naves laterales se cubren con armaduras en colgadizo. Destaca la representación
de un sol en un octógono de la armadura cerca del arco toral.
Es el símbolo
cristiano de la resurrección de Cristo y de la esperanza de resurrección de la
humanidad. |
Exterior de la iglesia |
Trama urbana
y presente
Pero el período más
brillante de crecimiento económico y demográfico será a finales del XIX,
gracias al cultivo de la uva de Ohanes y la explotación de las cercanas minas
de hierro por parte de compañías de capital extranjero, siendo testimonio de
aquella riqueza efímera el ferrocarril que unía el municipio con la cercana
estación, punto final del cable aéreo que sacaba el preciado hierro de las
minas de la sierra. Lamentablemente la minería entró en crisis con la Primera
Guerra Mundial, atonía económica que ha perdurado hasta hoy, cuando se aprecia
un crecimiento del turismo de interior.
Estas perspectivas de
desarrollo se potencian con una atractiva estructura urbana de calles en
pendiente y casas blancas con terrado y cubiertas de launa, según modelos
ancestrales. El elemento definidor de la trama urbana es el volumen de la
iglesia, que, junto con el castillo en lo alto, integran una silueta
definitoria de la comarca. Pero, incluso, encontramos un valor más popular y
auténtico en algunas barriadas, como Aulago, las Alcubillas o las Aneas, aldeas
agrícolas y mineras, con tejados de launa o pizarra y escasos habitantes.
Una referencia de la
modernidad del presente es el Observatorio Astronómico de Calar Alto, situado
en el punto más alto de la sierra de los Filabres (2188 m.) y uno de los más
importantes de Europa por su menor contaminación lumínica, gracias al
alejamiento de núcleos de población. Es fruto de una colaboración
hispanoalemana y ha permitido descubrir galaxias y rincones del universo hasta
ahora desconocidos. |
|
Calle típica |
Minería y
ferrocarril en el siglo XIX
|
Durante finales del
siglo XIX y principios del XX la provincia de Almería presenta un brillante
desarrollo minero que ha dejado unas huellas y testimonios cada vez más
incomprendidos por el transcurso del tiempo y su desaparición paulatina. Ello
se aprecia en esta cara sur de la sierra de los Filabres, zona productora de
mineral de hierro desde finales de siglo gracias a la instalación de las dos
líneas de ferrocarriles provinciales (Lorca–Baza y Linares–Almería), producción
que se ha mantenido incluso hasta 1968, cuando cierren las explotaciones de
Bacares–Serón.
MINAS, CABLES AÉREOS Y
FERROCARRILES DE VÍA ESTRECHA
Los yacimientos
mineros situados en esta vertiente sur de los Filabres son pobres y dispersos,
pero la apertura de la línea férrea Linares– Almería crea unas expectativas de
rápido y barato transporte a la costa. El mineral aparece en unos filones de pureza
metálica elevada pero con una escasa potencia de las vetas.
El resultado será una
fiebre registradora de las propiedades mineras desde los 90 del siglo XIX, con
el inicio del ferrocarril, aunque posteriormente se produjo la venta o
arrendamiento a capitales extranjeros.
La primera gran
explotación minera se sitúa en la rambla de Gérgal, más arriba de las barriadas
de Las Aneas. La Compañía «The Soria Mining co Ltd» explotaba el cerro Soria y
Enmedio y transportaba el mineral con un cable aéreo de cuatro kms montado
sobre castilletes de madera y baldes con 250 k. de capacidad, que atravesaba,
incluso con trincheras todavía visibles, los cotos de Enmedio y los Malagueños,
y terminaba a las afueras de Gérgal. Allí una estación de descarga del cable
aéreo, llamada Cruz de Mayo, iniciaba un ferrocarril de vía estrecha de 4,5
kms. hasta la cercana estación de Gérgal, cuyo trazado ha desaparecido con la
autovía y solamente queda la playa de vías y alguna instalación de la estación
Cruz de Mayo. |
Hornos de calcinación en Arroyo
Verdelecho |
Reconstrucción idealizada del cable
aéreo que descendía hasta la Estación de la Cruz de Mayo
A la estación de Dª
María llegaba un cable desde Beires (aunque nunca funcionó bien ni fue
rentable), mientras que a la estación de Nacimiento también llegaba un cable de
4 kms. desde los pies de la sierra, desmontado en 1915. Pero el más
espectacular será el cable de Fuensanta, instalado en 1912 por la compañía de
Hierros de Olula, estación a donde llegaba un teleférico de 12 kms. de longitud
desde Arroyo Verdelecho. Salvaba un desnivel de 355 m. y utilizaba una máquina
de vapor fija, mientras que el cable se asentaba sobre castilletes metálicos.
Las instalaciones de
Arroyo Verdelecho, una de las ramblas de salida de los acuíferos de la Sierra de
los Filabres, sorprenden por su tamaño y complejidad. Sobre un ensanche
de la rambla se asienta un complejo minero con distintos planos para
salida de vagonetas de las bocaminas; más abajo una batería de tres
hornos de calcinación para aumentar la pureza metálica del mineral de
hierro extraído, mientras que al fondo de la rambla se sitúa la estación
de carga y una estructura con el bucle de giro del cable, cuyo recorrido
concluye lógicamente en la estación de Fuensanta; además hay diversos
planos inclinados, balsas y edificios de oficinas y almacenes, quizás
todo ello conservado medianamente por el
aislamiento de la zona.
Reconstrucción del complejo de Arroyo Verdelecho
Lamentablemente toda
esta minería y las infraestructuras del transporte asociadas serán una gloria
efímera. La menor rentabilidad almeriense es consecuencia de la dispersión del
mineral, la explotación generalmente subterránea, el menor tenor del mineral
extraído y el elevado coste del transporte ferroviario.
|
|
Estación de carga y bucle |
Antiguo cargadero de la estación de Dª
María |
Con la Guerra Mundial
y sobre todo con la depresión de los 30 se produjo el drástico cierre de la
producción minera y el fin de una actividad que fue central en la economía
almeriense. Si la población de Gérgal llegó hasta los 5000 habitantes a
principios del XX, la crisis posterior le hace retroceder hasta apenas 1000, y
la cortijada de mineros de El Almendral quedará abandonada.
Hoy sólo quedan ruinas
y recuerdos de aquella pujanza minera.
LA LÍNEA FÉRREA
LINARES–ALMERÍA
|
|
Puente de ferrocarril sobre la rambla
de Escúllar |
Abandonada estación de Nacimiento |
Sin embargo sí ha
tenido continuidad la línea férrea Linares–Almería, inaugurada el 14 de Marzo
de 1899, que permitirá conectar Almería con el resto de la red ferroviaria
nacional y sacar a nuestra provincia del secular aislamiento. Su impulso vendrá
motivado por el transporte del mineral de hierro de las sierras de Alhamilla y
Filabres, el gigantesco yacimiento de Alquife (Granada) y más lejanamente
Linares.
Pero, para economizar
la construcción, se acortará el trazado con pendientes y rampas pronunciadas
así como débiles puentes y viaductos metálicos, que mermarán la capacidad de la
línea con una escasa velocidad e hipotecarán el destino del ferrocarril cuando
no transporte mineral. En realidad era un ferrocarril minero y no un medio de
transporte, lo que motiva que hoy no pueda competir con la autovía.
La línea muestra 4
estaciones en la comarca (Fiñana, Doña María-Ocaña, Nacimiento y Gérgal), de las
que sólo las de Fiñana y Gérgal son hoy operativas y constituyen paradas en el
trayecto ferroviario. Pero quizás lo más espectacular sean los impresionantes
puentes que se construyeron, aportando la más avanzada tecnología de la época,
donde se mezcla la sillería para los pilares de soporte y la estructura
metálica para el viaducto superior, con magníficos ejemplos de la arquitectura
y la ingeniería del hierro. Destacan el puente sobre la rambla de las Adelfas,
de 121 m. de longitud sobre siete de bóvedas de cañón; el puente sobre la rambla
de Escúllar de 186 m. sobre 5 pilares; y el levantado sobre la rambla de
Gérgal. Representan hoy una seña de identidad y una referencia del paisaje de
la comarca.
Índice
|