4.4.3.-  MINAS Y HORNOS DE CALCINACIÓN EN PILAR DE JARAVIA (SAN JUAN DE LOS TERREROS. PULPÍ).

Cabria de la mina en primer plano, bajo la línea férrea Almendricos - Águilas para dar salida al mineral..Al pie de la sierra del Aguilón, frente al mar y la playa de Terreros, casi en el límite con la provincia de Murcia, en un paisaje espectacular y bello, se encuentra quizás uno de los escasos testimonios completos de una mina de hierro asociada a los hornos de calcinación con todas sus instalaciones prácticamente completas, salvo lógicamente la ausencia de las estructuras de hierro, que desaparecían en los primeros momentos de cierre con la temprana llegada de los chatarreros.

El paraje comenzó a explotarse hacia 1850 con la minería del plomo, pero posteriormente será el centro de un pequeño criadero de óxidos y carbonatos, rentabilizado por la inmediata línea ferroviaria Almendricos – Águilas, que abarataba el transporte.

La cabria o castillete es la estructura (sea de madera, metálica u obra) que cubre el hueco del pozo de la mina para subir la jaula con minerales y personas, estando unida a una construcción anexa donde se instalaría la máquina de vapor moviendo los tirantes o correas que arrastran los engranajes de la cabria. En este caso es tardía porque el motor sería eléctrico, tal como muestra el cercano transformador eléctrico.

Horno de calcinación.Cerca se ubica una chimenea de ventilación para tiro del aire y respiración del conjunto minero subterráneo, y arriba el ramal ferroviario Almendricos – Águilas de la línea Baza - Lorca, cercanía necesaria para el embarque del mineral del hierro, con un bajo valor por unidad y que por ello no soporta altos costes de transporte.

Arriba a la izquierda se sitúa una enorme escombrera y lugar de lavado del mineral férrico, y abajo los hornos de calcinación, impresdinbles para aumentar el tenor, o cantidad de metal en proporción al conjunto del mineral extraído, en caso de carbonatos de hierro con sólo un 25 o 30% de pureza, obligando a calcinar el mineral para aumentar la ley antes de la exportación. En el caso de óxido de hierro con un 50 o 60% esta labor era innecesaria.

Las vagonetas metálicas llegarían desde arriba con una pasarela hasta la misma boca del horno, donde vasculaban la preciada carga, que salía por debajo como un mineral desprovisto de gran parte de sus impurezas. La caseta de control de la compañía ferroviaria junto a la vía vigilaria el volumen transportado para así poder cobrar los correspondientes derechos de transporte.

Encima de la vía del tren se aprecia un plano inclinado llegando a una gran tolva, y que seguramente recibía el mineral desde más arriba a través de otros planos inclinados trasladando el mineral de la cercana sierra desde otras galerías.

El cable aéreo situado junto a los hornos de calcinación llevaba el mineral purificado hasta encima de la vía para así facilitar el transporte rápido y barato al tren.

Así en un reducido espacio tenemos completos todos los elementos característicos de una pequeña explotación de la minería de hierro: minas, hornos de calcinación, cables aéreos, ferrocarril, cabria, planos inclinados... Es de los muy escasos ejemplos de una arqueología industrial y de un patrimonio muy efímero en relación con la minería almeriense del siglo pasado, en un avanzado estado de destrucción y olvido, a pesar de que su interesante ubicación frente a la costa y su notable valor histórico y paisajístico, hacen recomendable su protección como B.I.C.