4.3.2.- CUEVAS DEL ALMANZORA. EL CASTILLO DEL MARQUÉS DE LOS VÉLEZ Y EL CASCO HISTÓRICO.

Fachada principal del castillo.El castillo actual es una fortaleza del siglo XVI levantada en torno a un primitivo baluarte defensivo o atalaya árabe para protección de la población. Se encuentra situado en la parte más alta del cerro del Calvario, asentamiento original del núcleo de Cuevas, cuyo casco antiguo se desparrama por la ladera buscando el cauce del río Almanzora.

La capitulación de Cuevas en Junio de 1488 frente a la reconquista de los Reyes Católicos, permite que desde 1503 el municipio y gran parte del territorio del Levante almeriense, pasara al dominio de D. Pedro Fajardo por la permuta de su señorío de Cartagena por las villas de Vélez Rubio, Vélez Blanco y Cuevas, otorgándole después el título de marqués de los Vélez.

La antigua defensa medieval dará paso a un soberbio castillo resguardando la población, convirtiéndose en el núcleo más poblado del valle del Almanzora tras la ciudad de Vera. La fortaleza aparece como en un símbolo del poder señorial, en cuanto isla jurisdiccional en medio de una extensa zona controlada por el poder real, junto a una importante ciudad de realengo como era Vera.

La vieja torre musulmana situada en la parte alta del núcleo urbano se reconvierte en torre del homenaje, mientras se construye un castillo de planta cuadrada protegido por un profundo foso. La construcción se inició en 1507 y alberga interiormente además de la torre la vivienda destinada al alcalde, de estilo renacentista muy sobrio por su carácter defensivo, tal como se demostró en la guerra de las Alpujarras, cuando los moriscos conquistaron el pueblo pero no el castillo.

Si durante los siglos XVI al XVIII el edificio sirvió como refugio de la población cristiana, de mazmorra para los reos municipales, y como almacén de los diezmos y rentas señoriales que el marqués recibía de sus tierras y vasallos, desde el reinado de Isabel II, ya a mediados del siglo pasado, se transmite a manos particulares, que realizan todo un proceso de lamentable remodelación que ha destrozado su viejo aspecto de fortaleza defensiva y señorial.

Torre del homenaje y parte del  recinto fortificado.

El castillo está organizado en tres construcciones perfectamente diferenciadas: la torre del homenaje, el palacio de los marqueses y el edificio de la tercia. El acceso al interior se realiza a través de una puerta de arco rebajado adornada con tres blasones de los marqueses de Los Vélez. La torre del homenaje es el único resto conservado de la primitiva fortaleza árabe, presentando un alzado troncopiramidal y un remate con ménsulas soportando un parapeto, abriéndose bajo las ventanas troneras circulares para instalar las piezas de artillería.

El palacio presenta forma de cuadrilátero irregular a base de sillería, con taludes defensivos y bastiones cilíndricos en las esquinas. La puerta de entrada muestra un gran arco carpanel con enormes dovelas de sillería, mientras que interiormente encontramos un gran salón sustentado por dos grandes arcos de medio punto apoyándose en columnas con unos estilizados capiteles vegetales. Sin embargo la edificación ha sido totalmente transformada por la Escuela Taller Municipal para instalar el Museo Antonio Manuel Campoy, institución cultural que ocupa la totalidad del edificio.

Antiguo edificio de la Tercia.

Antiguo edificio de la Tercia.

Más al interior el edificio neoclásico de la Tercia, o almacén de los derechos señoriales, muestra unos vanos rectangulares encuadrados por molduras. En su interior alberga arriba la Biblioteca y el Archivo Municipal, mientras que la planta baja estará dedicada a futuro Museo Arqueológico.

MUSEO ANTONIO MANUEL CAMPOY.

Palacio del castillo, sede del Museo Antonio Manuel Campoy.Una sorpresa agradable que nos aguarda en el palacio del castillo es encontrarnos con el Museo Antonio Manuel Campoy, recogiendo obras de los más significativos pintores y escultores españoles del siglo XX, entre los que cabe destacar Benjamín Palencia, César Manrique, Tapias, Pablo Serrano o Santiago de Santiago, además de algunas series originales de grabados y aguafuertes de Goya.

Entre insigne cuevano nacido en 1924, Antonio Manuel Campoy, había ejercido durante muchos años su labor como crítico de arte en el diario ABC y era autor de numerosas publicaciones. Fruto de su amor por la creación estética será una importantísima colección atesorada a lo largo de su vida, recogiendo la amplia variedad de movimientos y artistas españoles de ese siglo.

En 1993 fallece en Madrid, siendo nombrado por el Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora hijo predilecto a título póstumo. Su mejor regalo y agradecimiento para los convecinos de Cuevas será la donación de todo su archivo, biblioteca y colección de arte por parte de sus herederos, para disfrute permanente de cualquier ciudadano en un museo específico. El marco del castillo parecía inmejorable y ello la Escuela Taller restaurará el edificio del Palacio para extender por sus salas las casi 300 obras actuales integrantes del legado.

Resulta especialmente emotiva la recuperación de su despacho particular, con su biblioteca personal de más de 2.000 volúmenes, condecoraciones, fotografías y el mobiliario original de un apasionado del arte.

 

Retrato de Antonio Manuel Campoy.

LA IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN Y LA ARQUITECTURA HISTORICISTA DE CUEVAS DEL ALMANZORA.

La iglesia parroquial de Cuevas, la Encarnación, fue reconvertida originalmente en 1502 sobre la primitiva mezquita, aunque no nos ha llegado nada de la obra primitiva al ser destruida por el desastroso terremoto de 1518. Pero la nueva construcción será ya muy tardía, consagrándose el 8 de Diciembre de 1758 en plena fiebre neoclásica y de ausencia de cualquier decoración, según las severas normas de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, lo que se aprecia en el diseño de la fachada y el volumen exterior de gran sencillez.

Altar mayor con tabernáculo. Fachada de la iglesia de la Encarnación.

El edificio presenta una planta de cruz latina de tres naves, crucero y capillas exentas, siendo la mayor iglesia provincial con la excepción de la Catedral de Almería.

Un elemento destacable será el importante embellecimiento de la construcción en relación con la fiebre minera del plomo hacia mediados del siglo pasado. Así el cura párraco José Sánchez Puerta, junto con una veintena de sacerdotes y familiares, habían formado una sociedad minera para explotar la mina la Esperanza, concesión de 108x108 m. y una de las cinco más ricas del filón Jaroso. El resultado será convertirse en los curas más ricos de España, agradeciendo los enormes beneficios obtenidos con el enriquecimiento de la iglesia, instalando un precioso tabernáculo de mármol, jaspe y bronce en el altar mayor, incluyendo además una balaustrada de mármol y un bajorrelieve frontal bajo la mesa del altar representando la institución de la Eucaristía.

La capilla de la Virgen del Carmen será costeada por la sociedad “Carmen y consortes”, propietaria de la famosa mina Carmen, perteneciente a las familias Soler y Flores. La sociedad Purísima Concepción pagó el altar de la Purísima con una imagen de Salzillo.

El esplendor minero sirvió claramente para embellecer la iglesia - parroquial pero también dio nueva imagen al casco urbano con una serie de magníficas viviendas historicistas de la segunda mitad del siglo XIX, típicas de una burguesía enriquecida que desea ofrecer un espacio residencial más representativo y monumental.

Casa C/ La Rambla, 29. Casa de los Torcuatos en Plaza de la Constitución, 15.

El núcleo original del municipio se asienta en el altozano del Calvario, donde se instala el Castillo, y desde allí desciende por una trama tortuosa y radial hacia la iglesia, y con distintos nudos de intersección formando plazoletas o simples ensanchamientos.

Las viviendas suelen ser unifamiliares de dos o tres plantas con cubierta plana y una fachada rectangular enmarcada por resaltes laterales, cornisa de  separación de plantas y remate de balaustrada. Los vanos son balcones distribuidos simétricamente por la fachada, coronados por cornisa guardapolvos en las construcciones más tempranas de mediados de siglo, con una mayor carga de severidad neoclásica, o bien coronadas por arco segmentado y con una mayor carga decorativa en la segunda mitad del XIX, siendo un ejemplo magnífico la casa de Don Torcuato Soler Bolea en la Plaza de la Constitución, 15.

Un ejemplo significativo de vivienda historicista neoárabe u oriental será la residencia del poeta José Mª Álvarez de Sotomayor en la C/ La Rambla 29, relacionable artísticamente con el Palacio de la Marina en Mojácar. La vivienda de dos plantas es restaurada hacia 1910 con la superposición de toda clase de referencias arquitectónicas árabes (arcos de herradura con dovelas alternadas de distinto color, encuadre de alfiz y las albanegas decoradas con azulejos, alicatados, coronamiento con almenas...) dentro de una fuerte carga decorativa.

Esta estética está ligada al romanticismo extendido durante la Restauración y su gusto por lo exótico, pero unido a una carga nacionalista, donde el pasado hispanomusulmán es visto como parte integrante de la tradición española. El resultado será una peculiar visión del historicismo arquitectónico, en este caso recuperando nuestro arte hispanomusulmán y que tuvo un cierto éxito en el Bajo Almanzora en estas fechas.