LLANURA LITORAL
Salinas de Cabo de Gata
Situadas sobre una llanura litoral sedimentaria al Suroeste de la Sierra de Cabo
de Gata, estas salinas son las únicas que permanecen en actividad industrial en
Andalucía Oriental. La “cosecha” de la sal se realiza al final del estío, antes
que aparezcan las primeras lluvias otoñales. La producción anual, que suele
superar las 40.000 toneladas de cloruro sódico, se amontona en la zona
industrial del recinto, formando blancas montañas que resaltan aún más la
singular belleza de este rincón de la costa almeriense.
Las salinas de Cabo de Gata son las únicas en actividad en el mediterráneo andaluz |
Ocupan más de 300 hectáreas de terrenos inundables |
Paralelas a la línea de playa ocupan una extensión aproximada de 300 hectáreas
de terrenos inundables. Se nutren de agua marina a través de un complejo sistema
de canalización que comunica al recinto salinero con un grupo de estanques,
situados en la base de unos acantilados marinos próximos. Así mismo, reciben
aportes por escorrentía superficial (lluvias) a través de las numerosas ramblas
que desaguan en la zona y, especialmente, por las procedentes del glacis
situado en el Barranco del Sabinal. En años especialmente lluviosos el área
inundable puede ampliarse considerablemente, abarcando entonces terrenos
situados al Oeste del complejo salinero que se asientan sobre arcillas y se
encharcan fácilmente. El origen de estas explotaciones se remonta probablemente
al período fenicio o cartaginés, como así lo pondría de manifiesto el origen
púnico del término Charidemo que podría traducirse como “promontorio de
las ágatas”. Del período romano existen evidencias arqueológicas de una
industria de salazón, situada junto a la cercana Ermita de Torregarcía. Sin
embargo, este aprovechamiento ha sido muy irregular a lo largo de la historia,
pasando por periodos de inactividad y de abandono a otros de frenética
producción.
Estanques de llenado en acantilados próximos |
Canal de entrada de agua marina al recinto salinero |
La flora de este aguazal está compuesta principalmente por distintas especies de
quenopodiáceas, destacando por su gran abundancia la salicornia, la
sosa alacranera y otras plantas halófilas. En algunas zonas del perímetro
Norte, que reciben el aporte de agua dulce, aparecen carrizales y
cañaverales más o menos densos, dependiendo del régimen anual de
precipitaciones, mientras que los juncales tienen una distribución más
amplia. Las formaciones de mayor porte se limitan a pequeños bosquetes de
tarayes y de palmeras, apareciendo algún azufaifo aislado,
aunque la mayor parte de la llanura litoral aparece tapizada por matorrales y
herbazales, entre los que destacan de prados de pegamoscas que tornan de
amarillo los mismos al final de la primavera. El pie de monte, que lo separa de
la sierra, presenta formaciones vegetales en las que dominan palmitos y
cambronales, que ya fueron descritas en el capítulo dedicado a Cabo de
Gata. Entre la vegetación subacuática destacan algunas algas de superficie que
cubren importantes extensiones mediado el estío.
La salicornia es una quenopodiácea característica de estas salinas
A lo largo de los últimos veinte años hemos registrado a 115 especies de aves
acuáticas, a partir de más de 350 censos realizados en este saladar. Esta
elevada riqueza de especies (riqueza específica), que tan sólo se supera en un
grupo muy reducido de aguazales europeos, se debe en gran medida al elevado
porcentaje de aves que utilizan a estas salinas, como punto de descanso y
avituallamiento en sus movimientos migratorios y que suponen más del 70% del
total. Dadas las especiales características climáticas que concurren en la zona,
con la ausencia de un invierno térmico, son numerosas las especies que
permanecen durante este periodo. Por último, destaca un número no menos
significativo de aves sedentarias y otras de carácter estival que nidifican en
la localidad, así como algunas que mantienen contingentes no reproductores a lo
largo de todo el ciclo anual.
La presencia del flamenco rosado o común, a largo de todo el ciclo
anual, es una de las principales singularidades ornitológicas que presentan
estas salinas. Esta zancuda alcanza cifras superiores a los 3.000 ejemplares
durante los últimos días de julio y los primeros de agosto, permaneciendo entre
300 y 500 durante el periodo invernal. El fracaso de sus repetidos intentos de
nidificación en la zona, donde llegaron a construir más de 400 nidos durante
1990, obedece a
diversas causas. Para los amantes de las curiosidades
puede destacarse la presencia de un
flamenco chileno
(Phoenicopterus
chilensis), que se observó en
este humedal a finales de la década de los 80 y que podría proceder de algún
zoológico,
al igual que otras más recientes de flamencos enanos (Phoenicopterus
minor).
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Flamenco rosado (Phoenicopterus ruber roseus) |
Concentraciones estivales de flamencos |
Elemento joven de la especie |
Más modesta, pero igualmente protegida en el ámbito europeo, la avoceta común
es el más abundante de los limícolos de estas salinas donde llega a nidificar en
un gran número, superando en ocasiones las 200 parejas reproductoras; la falta
de adecuación entre la actividad salinera y los ciclos biológicos de ésta y de
otras especies, desemboca en habituales inundaciones de sus áreas de cría, lo
que podría evitarse coordinando adecuadamente los intereses industriales con los
de conservación y protección. Sin embargo, para dar una solución a este problema
se ha optado por iniciativas más onerosas como la consolidación y aumento en
altura de alguno de los islotes donde nidifican, con resultados en cuanto a
“productividad biológica”, al menos, cuestionables.
Avoceta común (Recurvirostra avosetta) |
Pollos de avoceta en el momento de su nacimiento |
Otra de las especies emblemáticas del aguazal es la gaviota de Audouin,
cuya presencia cada vez mayor ha sido directamente proporcional al asentamiento
y crecimiento de la colonia de nidificación de la especie en el Delta del Ebro,
agrupándose miles de individuos en este humedal durante los movimientos
migratorios pre y postnupciales, manteniendo importantes contingentes de aves
invernantes.
Gaviota de Audouin (Larus audouinii)
Entre las aves nidificantes destacan, además de las anteriormente citadas, el chorlitejo patinegro, la cigüeñuela común, el charrancito común, la gaviota patiamarilla, la gaviota picofina y el ánade real o azulón, el cual es capaz de reproducirse con éxito pese a no ser un ave especialmente adaptada a criar en áreas con unos gradientes de salinidad tan elevados como el de este saladar.
Chorlitejo Patinegro (Charadrius alexandrinus) |
Polluelos de cigüeñuela común (Himantopus himantopus) |
Charrancito común (Sterna albifrons) |
Gaviota picofina (Larus genei) |
El resto de las anátidas están vinculadas a la invernada y a los pasos migratorios, concentrándose un elevado número de patos cuchara, ánades silbones y rabudos, tarros blancos y cercetas carretonas, siendo porcentualmente menor presencia del porrón europeo y el moñudo, la cerceta común, el ánade friso, el ánsar común o el pato colorado. Con carácter excepcional se han realizado observaciones de otros patos como la havelda, el tarro canelo, el porrón pardo, la serreta mediana y la cerceta pardilla.
El cuchara europeo (Anas clypeata) es el pato más abundante durante el invierno
Los limícolos constituyen el grupo más variado y heterogéneo, estando
mayoritariamente ligados a la invernada y a los trasiegos migratorios, que estos
incansables viajeros realizan entre África y Europa, a excepción de los ya
citados como nidificantes. La mayoría de las especies aparecen formando bandos
mixtos donde la diferencia de tamaño y forma en sus patas y picos, así como sus
distintas técnicas de alimentación, determinan que no haya una competencia
específica directa y que cada uno ocupe un “nicho ecológico” concreto. Así, en
un mismo bando pueden observarse especies tan variopintas como los correlimos
común, menudo, gordo, tridáctilo y zarapitín,
los archibebes claro y oscuro, el ostrero, la aguja
colipinta, los andarríos chico, grande y bastardo, los
chorlitos gris y dorado, el vuelvepiedras, el chorlitejo
chico, la agachadiza común o el combatiente. Canasteras,
avefrías y alcaravanes colonizan durante este periodo las áreas
esteparias que rodean a las salinas; la última de estas aves, que evolutivamente
abandonó los aguazales para ligarse a las áreas esteparias, suele permanecer en
menor número como nidificante. Otras especies permanecen a lo largo de todo el
ciclo anual aunque no llegan a nidificar como el archibebe común,
auténtica “alarma sonora” de las salinas, la aguja colinegra, el
chorlitejo grande o el zarapito real, en cuyos bandos suele aparecer
el zarapito trinador. Existen además numerosas referencias y registros de
aves de carácter accidental en este saladar entre los que se pueden citar a los
correlimos falcinelo, canelo, del Terek y de Temminck,
los archibebes patigualdo grande, patigualdo chico y fino,
las agachadizas chica y real, los falaropos picogrueso y
picofino o el corredor.
Correlimos menudo (Calidris minuta) |
Correlimos tridáctilo (Calidris alba) |
Aguja colinegra (Limosa limosa) |
Aguja colipinta (Limosa lapponica) |
Combatiente (Philomachus pugnax) |
Vuelvepiedras (Arenaria interpres) |
Chorlitejo chico (Charadrius dubidius) |
Zarapito real (Numenius arquata) |
Las garzas están bien representadas en este ecosistema donde “arponean” pequeños
peces y camarones, siendo las más representativas la garceta común
y la garza real que aparecen durante todo el año sin llegar a nidificar,
aunque durante 1995 pudimos constatar y fotografiar una puesta de garza real,
abandonada probablemente por la entrada de curiosos en el recinto salinero. Las
demás garzas aparecen ligadas a la invernada y a movimientos migratorios,
como la imperial, la garcilla bueyera, apareciendo en menor número
martinetes y avetorillos comunes y, de forma ocasional, la
garcilla cangrejera, la garceta grande y la negra. Otras
grandes zancudas ligadas a los pasos migratorios son las cigüeñas común y
negra y la grulla común.
Garza Real (Ardea cinerea) |
Garceta común (Egretta garcetta) |
Cigüeña común (Ciconia ciconia) |
Algunas aves marinas utilizan el recinto salinero como área de descanso,
destacando durante los últimos años el cormorán grande, que llega a
sumergirse en los charcones salinos en búsqueda de alimento. Ligado a los pasos
migratorios aparece el cormorán moñudo que ha llegado a nidificar en los
acantilados de la sierra. De forma accidental pueden sobrevolar o pararse en las
salinas otras especies típicamente pelágicas como el alcatraz común, el
alca, el frailecillo, las parcelas cenicienta y sombría
o la menor de las aves marinas, el paiño común. Entre las gaviotas,
además de las mencionadas anteriormente, destaca la reidora que puede
observarse a largo de todo el año. La gaviota sombría es una especie
típicamente invernal, mientras que la enana y la cabecinegra están
ligadas a los movimientos migratorios. Existen citas puntuales de otros láridos
accidentales en este saladar como las gaviotas tridáctila, polar,
hiperbórea, cana y el gavión.
Entre los estérnidos más habituales se encuentra el charrán patinegro,
abundante durante la invernada, permaneciendo en menor número a lo largo del
resto del año. También han sido registrados en este humedal el charrán común
y el ártico, las pagazas piconegra y piquirroja y los
fumareles común, aliblanco y cariblanco.
Charrán patinegro (Sterna sandvicensis) |
Fumarel común (Chlidonias niger) |
Para finalizar esta síntesis ornitológica, destaca el paso prenupcial de
gallinetas y fochas comunes, existiendo escasas referencias de otros
rállidos como el calamón, la focha cornuda o moruna, las
polluelas pintoja y chica o el rascón. Entre los
zampullines, los cuellinegros forman en ocasiones abundantes bandos
invernantes, siendo más escasa la presencia del chico y del somormujo
lavanco.
En cuanto al régimen de protección, las Salinas de Cabo de Gata se encuentran
amparadas bajo un amplio abanico de figuras de protección legal. De esta forma,
están incluidas como parte integrante del Parque Natural de Cabo de Gata -
Níjar, declarado por la Junta de Andalucía en 1987, apareciendo como Área de
Reserva dentro del mismo. Constituyen una Zona de Especial Protección para las
Aves dentro de la Unión Europea, así como un Humedal de Importancia
Internacional según el Convenio Ramsar. Además, desde 1998 forman parte de una
de las dos Reservas de la Biosfera con las que cuenta la provincia de Almería,
además de Lugar de Interés Comunitario.
Desembocadura
de Rambla Morales
Bando de flamencos en Rambla Morales |
Focha común (Fulica atra) |
Tarro blanco (Tadorna tadorna) |
Malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala) |
Al Oeste de estas salinas
aparece
la desembocadura
de Rambla Morales. Pequeño
aguazal, de unas cuatro hectáreas de extensión, que está localizado a 2 Km al
Oeste de la pedanía almeriense de San Miguel de Cabo de Gata. Además de las
aguas aportadas por las escasas y torrenciales lluvias, recibe aportes marinos
que se filtran a través de la pequeña barrera de arena que lo separa del mar,
así como por aguas procedentes de una cercana depuradora que ha hecho crecer un
denso carrizal y cañaveral en su vertiente Norte. El resto de la
vegetación está formada por plantas halófilas entre las que destaca la
salicornia. En el ámbito ornitológico posee un singular interés al estar
localizadas en un área de paso entre otros importantes humedades del litoral
almeriense, apareciendo multitud de larolimícolos, cormoranes,
anátidas, garzas que usan la zona como dormidero y otras grandes
zancudas como el flamenco rosado que forma importantes concentraciones
durante el estío, además de presentar alguna singularidad propia como la
nidificación de la focha y la gallineta común y, ocasionalmente,
de la canastera. En el año 2002 se produjo la nidificación de la
malvasía cabeciblanca y del tarro blanco lo que le ha conferido
una mayor relevancia ecológica. Constituye un excelente lugar para
identificación de aves acuáticas, dada la cercanía a la que se sitúan del
observador, por lo que sería conveniente dotar al área de algunas
infraestructuras de uso público. Están incluidas dentro del Parque Natural de
Cabo de Gata - Níjar y forman parte del Inventario de Humedales de Andalucía.
Dunas de Cabo de Gata
Formaciones dunares en la estepa litoral de Cabo de Gata |
El barrón (Ammophila arenaria) es un especialista en suelos arenosos |
Dentro de esta planicie litoral destacan las formaciones de dunas móviles
existentes cerca de la Rambla de Morales. Estas acumulaciones de arenas, que
cabalgan a favor de los vientos dominantes de poniente, están colonizadas por
comunidades vegetales especializadas como el barrón, el “pegamoscas”
y la bojalaga, así como por tarayes. Entre los albardinares
y tomillares, que se sitúan al Norte de las dunas, aparece otro de los
endemismos almerienses, Androcymbium europaeum. Esta liliácea,
única representante de este género en Europa continental, aunque llega a ser
localmente abundante en algunas de sus localidades de distribución, aparece
incluida en el Anexo I del Convenio de Berna como Especie en Peligro de
Extinción. Cerca de la costa y en pleno estío florece la
azucena de mar, otra de las especies protegidas en el ámbito andaluz
y que tiñe de blanco los arenales costeros.
Androcymbium europaeum |
Azucena de mar (Pancratium maritimum) |
Entre las especies vegetales introducidas, tanto en la sierra, como en la
llanura litoral, destacan distintas variedades de ágaves o pitas (Agave
americana, A. sisalana y A. fourcroydes) que
han sido utilizadas tradicionalmente para señalar caminos, delimitar fincas,
como planta forrajera o incluso como elemento dentro de la arquitectura
popular.
Situado entre El Alquián y la Rambla de Morales existe un gran cultivo
abandonado de sisales (Agave sisalana), que fue plantado
durante la década de los cincuenta, al objeto de obtener fibras para su uso en
cordelería, destilar alcohol y como planta forrajera durante los prolongados
períodos de sequía. Este último ha sido su único uso; los dos anteriores se
realizan tradicionalmente en algunos puntos de México.
Estas zonas tienen un alto valor desde el punto de vista ornitológico; en ellas
se asientan las denominadas aves esteparias, cuyo hábitat ideal son estos
paramos de rala vegetación donde encuentran alimento y cobijo para la
construcción de sus nidos. La familia mejor representada es la de los
aláudidos; calandrias, cogujadas montesinas y comunes,
terreras marismeñas y comunes, convierten los amaneceres
primaverales en una algarabía de cantos diferentes. Entre las invernantes puede
aparecer la mayor de las aves Europas, la
avutarda, que utiliza estos páramos para alimentarse al igual que el
chorlito carambolo.
Cogujada montesina (Galerida theklae) |
Avutarda común (Otis tarda) |
Chorlito carambolo (Charadrius morinellus) |
Aguilucho cenizo (Circus pygargus) |
Durante el período primaveral construyen sus nidos bajo la protección de algún
matorral, orientándolos normalmente hacia el Norte para amortiguar la implacable
radiación solar. Un canto más agudo y sibilante, anuncia la presencia de la
alondra de Dupont, una de las especies más singulares de las “estepas”
almerienses. Otras aves nidificantes en este hábitat son el alcaraván, la
ortega y el sisón y, ocasionalmente el aguilucho cenizo. La
predación sobre los nidos y polluelos de las aves esteparias en esta zona es muy
elevada, superior al 80%. Tanto el zorro, como la culebra bastarda
y el lagarto ocelado, así como perros asilvestrados localizan con
habilidad los nidos y polluelos que constituyen, durante este período, parte
importante de su dieta. Algunos limícolos como el chorlitejo patinegro,
nidifican en la franja más cercana a la costa; sus pollos nidífugos abandonan el
nido a las pocas horas de su eclosión, aunque seguidos estrechamente por sus
padres.
Bosquetes de azufaifos
Alrededor de la Ermita de Torregarcía, en dirección hacia la rambla de las
Amoladeras y colonizando dunas costeras, se asienta la comunidad de vegetación
climática más árida del Continente europeo, encabezada por el azufaifo.
Azufaifo (Ziziphus lotus) |
Cambrón (Lycium intrincatum) |
Este alto matorral espinoso de distribución íbero - Norteafricana desarrolla
profundos sistemas radiculares que, en ocasiones, alcanzan cotas superiores a
los 50 metros en busca de niveles freáticos subterráneos. En torno a él se
desarrollan diversas comunidades de matorral, entre las que destaca el salado
negro, el oroval, el
cambrón o el singular jopillo de
lobo, planta carnosa que parasita sobre varias especies de quenopodiáceas,
apareciendo al igual que sus huéspedes sobre terrenos salitrosos.
Ampliamente distribuida, desde las costas atlánticas (incluyendo a las Islas
Canarias), hasta Asia Central, es la única representante europea de la familia
cynomoriáceas. La parte superior, que corresponde a la inflorescencia y
que está rodeada por diminutas florecillas de distintos tipos (hermafroditas,
masculinas y femeninas), aparece al inicio de la primavera y se marchita con los
primeros calores. De forma cilíndrica, puede superar los 25 cm de longitud y los
5,5 de diámetro.
Jopillo de lobo (Cynomorium coccineum) |
Tarucus theophrastus |
En conjunto, este micro ecosistema ofrece cobijo a los pequeños invertebrados y
vertebrados que habitan en la zona. Entre los primeros destaca la mariposa
Tarucus theophrastus que en se alimenta de las hojas del azufaifo
durante su fase de oruga. Algunos de los invertebrados más conocidos son el
alacrán o escorpión amarillo y la “tarántula” o “araña
lobo”. El primero, de hábitos crepusculares y nocturnos, pasa el día bajo
las rocas protegiéndose del sol; durante la noche entra en una frenética
actividad dentro de sus territorios de caza; al localizar una presa clava su
aguijón ponzoñoso que se aloja en el vértice del abdomen, paralizando a su
víctima que es devorada posteriormente. Las “arañas lobo” construyen en
el suelo orificios forrados en su
parte exterior por materiales vegetales. Su sistema de caza consiste en
aprovechar la curiosidad de otros insectos que, al introducirse o acercarse a su
nido, son atacados rápidamente por ésta que clava sus poderosos quelíferos
(“mandíbulas”) sobre la presa.
Escorpión amarillo (Buthus occitanus) |
Araña lobo (Lycosa tarentulla) |
Eslizón ibérico (Chalcides bedriagai) |
Salamanquesa rosada (Hemydactylus turcicus) |
Entre los vertebrados aparecen reptiles como la lagartija colirroja,
el eslizón ibérico o la
salamanquesa rosada y mamíferos como el erizo moruno y el
europeo, musarañas y musarañitas o el conejo, diezmado
por una agresiva neumonía, son algunas de las especies más frecuentes.
Respecto los erizos, tanto el moruno o argelino (Erinaceus
algirus) como el europeo (Erinaceus europaeus)
ocupan desde las serranías interiores a los secarrales costeros. Entre ambas
existen diferencias morfológicas-
prácticamente inapreciables para el profano-
y en sus áreas de distribución global, aunque
en
su etología –costumbres- son similares. La característica más llamativa de este
pequeño insectívoro es la presencia de un grueso manto de puntiagudas púas, de
hasta dos centímetros de longitud, que recubren su dorso y de un recio pelaje
que lo hace en la zona dorsal y ventral. Cuando se sienten amenazados se pliegan
sobre sí mismos formando una auténtica bola acorazada, que los hace
inexpugnables para muchos de sus predadores potenciales. Además son excelentes
corredores, trepadores y nadadores. Su actividad vital está directamente ligada
a factores climáticos y de disponibilidad alimenticia. Con la llegada de las
bajas temperaturas hibernan, disminuyendo su actividad metabólica a niveles que
lo mantienen dormidos al abrigo de pequeñas madrigueras. Su ritmo cardiaco
disminuye a 20 pulsaciones por minuto y la temperatura corporal a 10º C,
mientras que respiran una sola vez cada dos minutos. En líneas generales el
período de hibernación transcurre desde octubre a marzo.
Distintas especies de currucas viven en este hábitat |
Abubilla (Upupa epops) |
Alcaudón real (Lanius excubitor) |
Alcaudón común (Lanius senator) |
Abejaruco común (Merops apiaster) |
Carraca (Coracias garrulus) |
El grupo más abundante dentro de la fauna es el de las aves, entre las que
destacan los sílvidos como las currucas cabecinegra, capirotada,
mirlona y tomillera, alguna de las cuales nidifican entre los
intrincados espinos de estas formaciones vegetales, asegurándose así un sistema
eficaz contra sus predadores potenciales,
así como la vistosa abubilla. Los alcaudones real y
común, además de nidificar
este último
en los azufaifares los utilizan
como despensa alimenticia, clavando en sus afiladas espinas los pequeños
reptiles e insectos que componen su dieta. En los taludes arcillosos de las
ramblas colindantes, donde abundan adelfas y tarayes, nidifican
durante la primavera dos especies que pasan el invierno en África: el
abejaruco y la carraca. Estas aves multicolores excavan galerías en
dichas paredes, llegando en ocasiones a profundidades superiores a los dos
metros para proteger así sus nidos.
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