Breve historia de los intentos de protección del aguazal.

A inicios de la década de los noventa un pequeño grupo de naturalistas almerienses, fascinados ante la creciente presencia de aves acuáticas protegidas en estas canteras de extracción de arcilla y preocupados por la pasividad y enajenación  administrativa (tanto local, como autonómica) frente a la instalación en la zona de un vertedero ilegal de residuos agrícolas, decidimos actuar por nuestra cuenta, realizando un estudio sistemático del espacio con la intención de evaluar su valor ecológico. Sin embargo, los primeros contactos para la protección y conservación del humedal con la entonces Agencia de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía fueron infructuosos.

Buscamos entonces el respaldo de SEO/BirdLife, entendiendo que la aproximación a una ONG de prestigio en campo de la ornitología, podría contribuir a paralizar esta muerte anunciada. Así, en 1992 conseguimos que la AMA prohibiera la caza de aves en la localidad, año desde el cual viene realizando censos con periodicidad semanal, así como el seguimiento de la nidificación de aves acuáticas en el humedal.

Paralelamente mantuvimos conversaciones con el Ayuntamiento de El Ejido, consiguiendo la paralización del vertido municipal de residuos en el humedal. En 1993 iniciamos una serie de actividades conjuntas, tanto científicas, como divulgativas, que culminaron con la creación de una Reserva Ornitológica Municipal, cuya gestión tuve el honor de dirigir hasta 1995. Gracias a la encomiable labor del entonces Jefe del Área de Agricultura de este municipio se realizaron durante este período trabajos de limpieza, acondicionamiento y señalización, incluyéndose en 1994 a la zona dentro de su Proyecto de Higiene Rural, cofinanciado por la U. E. a través de los Programas Life. Ese mismo año la Red Andaluza de Ciudades Saludables subvencionó el proyecto titulado “Regeneración de la Cañada de las Norias”. En 1994 propusimos a la Junta de Andalucía la tramitación para catalogar el humedal como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la U. E., sin que hasta la fecha haya obtenido respuesta, pese al visto bueno de la propia Junta. 

 Limpieza de la zona en 1994

Desde 1995 las actuaciones que SEO/BirdLife realizó por este espacio, al que incluye en su listado de “reservas”, poco han trascendido, motivo que nos invitó a abandonar esta singladura conjunta, en la que aún siguen embarcados algunos compañeros de viaje con más afán de protagonismo que de proteccionismo. Mientras el Ayuntamiento de El Ejido se acuerda de “su” Reserva Ornitológica Municipal con fines meramente propagandísticos, el abandono y deterioro del espacio se hace cada día más insostenible.

 En 1996, el Informe de Medio Ambiente –IMA- incluye como objetivos la declaración de La Cañada de Las Norias como Reserva Natural Concertada, un régimen de protección acordado, mediante convenios de colaboración, entre la Consejería de Medio Ambiente y los propietarios de determinados terrenos de interés ecológico, el cual se desarrolla en la “Ley 2/1989, de 18 de julio, por la que se aprueba el Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección”. Sin embargo y  hasta la fecha, todo ha quedado en una declaración de buenas intenciones.

 En 1999 como se exponía en la introducción a la Junta de Andalucía se le “olvida” proponer a la Cañada de Las Norias como Lugar de Interés Comunitario (L.I.C.), y con ello su posibilidad de formar parte de la Red Natura 2000.

Los muestreos realizados por el Departamento de Química Analítica de la Universidad de Almería en éste y otros humedales del poniente almeriense indican una importante contaminación de los mismos, los cuales sobreviven a duras penas gracias a su propia dinámica hidrológica que va renovando paulatinamente el líquido elemento.

Además de la problemática indicada existen riesgos añadidos por la propia administración. Las obras que se van a llevar a cabo en la zona de la Balsa del Sapo, dentro del programa denominado Defensa y Recarga de Acuíferos en el Poniente Almeriense, por parte de la empresa ACUSUR y a propuesta del Ministerio de Medio Ambiente, carecen de un Estudio de Impacto Ambiental capaz de analizar pormenorizadamente las repercusiones que esta obra de ingeniería puede causar en un ecosistema en perfecto equilibrio y que mantiene poblaciones orníticas únicas en el mundo. De nada valen las buenas intenciones de arreglar taludes o poner islitas para que aniden los pajaritos, cuando aún se desconoce el proceso que a llevado a este aguazal a convertirse en uno de los más importantes de Europa. Si la solución que espera la Junta pasa por que otros expropien los terrenos y pasen a titularidad pública, para entondes declarar, considero que sería un craso error. Esta situación es parangonable a la de destruir la Selva Amazónica antes de descubrir sus valiosos secretos.