1.0.- INTRODUCCIÓN 1.0.1.- Breve referencia a los ecosistemas almerienses Almería, ofrece en la actualidad uno de los entornos naturales de mayor diversidad biológica y paisajística del continente europeo y, paradójicamente, uno de los menos estudiados. El aislamiento socio-económico, que ha marcado gran parte de la reciente historia provincial, ha contribuido directamente al secular desconocimiento de sus recursos medioambientales, e indirectamente a la conservación de los mismos. De hecho, las fórmulas de desarrollo turístico usuales en las décadas de los sesenta y setenta incidieron escasamente en este ámbito, lo que ha contribuido decisivamente al mantenimiento de un importantísimo patrimonio natural, hoy casi inconcebible dentro de países de la U.E. En biología, al igual que en la mayoría de las ciencias empíricas, es difícil o al menos pretencioso, intentar definir las características de una zona o hábitat natural sin hacer referencia, al menos, del contexto biogeográfico del área donde se inserta. En este sentido, es necesario apuntar que gran parte de Almería y del Sureste peninsular en general, se sitúan dentro de los enclaves continentales con mayores índices de aridez climática y donde los procesos de erosión grave y desertización son más relevantes.
El "desierto" de Tabernas es un claro exponente de las zonas áridas ibéricas, al igual que la llanura litoral del "poniente almeriense" o la sierra de Cabo de Gata que jalonan la costa, y aportan los mínimos índices pluviométricos del continente, siendo la última localidad el mayor complejo de origen volcánico en Europa. Estas particularidades climáticas y edáficas dan a gran parte de las zonas áridas almerienses unas características biofísicas únicas, por lo que es frecuente la presencia de endemismos (especies adaptadas a un medio natural determinado, por condicionantes físicos y bioclimáticos), subespecies animales y vegetales, a la vez de una notable riqueza paisajística. La cercanía del continente africano aporta algunos elementos singulares a la fauna y flora de estas zonas. En este sentido, podemos destacar la presencia como bioindicador del Camachuelo trompetero (Bucanetes githagineus), ave propia de los oasis saharianos que desde hace décadas se expande con éxito por estas latitudes. Dentro de la propia llanura litoral almeriense sorprende la presencia de zonas húmedas (salinas, marismas, estuarios, albuferas, zonas de extracción de áridos y pantanos), que pese a su escasa extensión total (no más de 2.000 Has.) ofrecen un punto geoestratégico de parada en las migraciones de gran número de aves acuáticas en sus desplazamientos entre África y Europa, convirtiéndose también en los últimos reductos de invernada y nidificación de especies en peligro de extinción como la Malvasía Cariblanca (Oxyura leucocephala) o la Cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris). Parte del litoral conserva algunas de las características esenciales de lo que antaño fuera la configuración original del mediterráneo árido (comunidades relícticas). Como ejemplos valgan las dunas de cabo de Gata con su exuberantes azufaifares (Zizifus lotus), con sistemas radiculares que llegan a alcanzar los cien metros de profundidad en busca de agua, o los sabinares y lentiscares rastreros que fijan los arenales de Punta Entinas y donde se asientan importantes comunidades de vertebrados superiores como la Alondra de Dupont (Chersophilus duponti), o endemismos vegetales como "el Chumberillo de lobo" (Caralluma europaea). Sin embargo, Almería se caracteriza principalmente por la irregularidad de su superficie surcada por serranías procedentes de diferentes movimientos orogénicos, entre las que destacan las de Gádor, Alhamilla, Cabrera, Cabo de Gata, Serrata de Níjar, Filabres, Almagrera, María, Mahimón, Nevada etc., en su mayor parte poco estudiadas y donde se concentran y distribuyen ecosistemas mediterráneos únicos y generalmente en excelente estado, como para proceder a su protección y conservación definitivos.
|