PANORÁMICA DE LA PROBLEMÁTICA PESQUERALa industria pesquera posee una gran importancia en el contexto global de la economía española, tanto por el número de embarcaciones que se dedican a ella (16.500 aprox.) y el número de trabajadores que emplea de modo directo (en torno a ciento cincuenta mil) como por el volumen de capturas (un millón quinientas mil toneladas) que representan en lonja valores brutos cercanos a los setenta y cinco mil millones de pesetas. Quizás el rasgo más destacable de nuestra industria pesquera sea el hecho dramático de que, la mayor parte del volumen total de capturas se realiza en áreas y caladeros que no pertenecen a la plataforma continental española, sino a la de otros países de Europa, África y América. Durante las dos últimas décadas asistimos a dos procesos simultáneos que afectan a nuestro sector pesquero: por una parte el crecimiento desmesurado de la capacidad de captura de nuestra flota que pasa de novecientas mil toneladas a comienzos de los sesenta a un millón y medio en el setenta y cinco, y por otra, las profundas y progresivas mutaciones que sufre la legislación internacional del Derecho Pesquero que conduce, en el mismo periodo, desde la primitiva doctrina jurídica de la "libertad de los mares", hasta la moderna y actual del "derecho al control exclusivo de recursos sobre sus plataformas continentales por parte de los países ribereños:' Frente a esta situación de cambio internacional, la actitud de nuestra Administración ha sido vacilante, caracterizada, en general por una política "de avestruz" que consiste en presentar ante la opinión pública las sucesivas medidas de ampliación de la jurisdicción pesquera por parte de numerosos países como actos de discriminación contra el nuestro, en vez de ir diseñando poco a poco una política mucho más inteligente de cooperación internacional con los países del tercer mundo que poseen caladeros importantes para nuestra flota y de este modo, negociar en posición ventajosa las previsibles ampliaciones en el momento en que se producen. Si consideramos la crisis pesquera en el ámbito general del Mediterráneo andaluz, y del almeriense, en particular, la problemática del sector todavía se acentúa más. Como ya sabemos el Mediterráneo es un mar antiquísimo que casi constituye un "lago interior" y se caracteriza, desde un punto de vista biológico por contener un elevado número de especies pero una baja capacidad de producción primaria, y como consecuencia biomasas de las principales especies medianas o escasas. Si a estas anotaciones de tipo biológico añadimos el dato de la estrechez de la plataforma continental en casi totalidad de su perímetro, tendremos una idea aproximada de las causas que justifican la relativa pobreza pesquera del "Mare Nostrum". Sin embargo, las modernas técnicas de pesca que permiten arrastrar a profundidades superiores a las cuatrocientas brazas, han compensado en parte esta situación y con la captura de especies desconocidas l,,asta época reciente, como la gamba de profundidad que alcanza altos precios en lonja se a podido rentabilizar, de nuevo, la pesca industrial. Las investigaciones realizadas en los últimos años indican claramente, que los recursos biológicos de nuestro litoral están constituidos casi exclusivamente por cardúm enes de la primera generación. Esto supone un rendimiento muy reducido, un aumento de la competitividad entre las flotas que faenan en nuestras aguas y explica que la biomasa capturada cada año oscile bastante, dependiendo del éxito reproductor alcanzado por cada especie en la temporada precedente. En el ánimo de los pescadores almerienses progresa cada vez más la toma de conciencia hacia la búsqueda de un modelo de explotación pesquera que suponga el máximo rendimiento sostenido a largo plazo, para lo cual habrá que investigar los recursos de cada una de las especies de mayor rentabilidad, evaluar la cantidad máxima de capturas que se pueda mantener, establecer zonas donde se implante una veda rigurosa intentando regenerar los recursos agotados, controlar las mallas y tipos de arte utilizados e imponer una severa vigilancia de toda la reglamentación en el mar y en la lonja. A la hora de analizar globalmente las posibles salidas a la crisis pesquera hay que tener en cuenta un hecho muy importante que señalan los expertos; la ampliación de la jurisdicción pesquera sobre sus costas por parte de muchos países ribereños, se convierte en ocasiones en un simple derecho formal cuando carecen de la tecnología mínima que permita el aprovechamiento de unos recursos que, por ser renovables se perderían en caso contrario. Dicho lo anterior parece evidente que la única solución a la crisis pasa por la renegociación con dichos países de nuevos convenios aunque rengan que ser mucho más complejos que los de antaño, semejante al firmado en fecha muy reciente, como Marruecos. En este último; tratado la autorización para faenar a nuestros pesqueros ha significado que por primera vez la Administración financie el treinta por ciento del incremento del canon impuesto a nuestros armadores, y, además una larguísimo serie de contrapartidas de toda índole como por ejemplo el compromiso por parte de España de financiar toda la investigación pesquera en los caladeros marroquíes, la obligación de llevar a dos pescadores de esa nacionalidad a los pesqueros españoles de más de ciento cincuenta toneladas, la construcción de una fábrica de hielo en territorio marroquí, y por último la prohibición de faenar en determinadas zonas que suelen coincidir con los caladeros más ricos de su litoral. Si España consigue consolidar los convenios pesqueros en los países del litoral africano y se buscan a medio plazo nuevos acuerdos para poder faenar en otros mares de América del Sur y de África, quizás el sombrío panorama actual comience a despejarse en los próximos años. |