10.
Norias de sangre.
Al
ser el caño el sistema comúnmente empleado , la noria tan presente en
los márgenes de las ramblas de nuestro entorno, queda en este caso
relegada.
No
obstante han existido o quedan restos de las siguientes:
La Noria del caño de La Noria. es un caso atípico, ya que mas que
extraer el agua del subsuelo como el resto de norias de la provincia lo
que hace es elevar el agua que corre por la cimbra del caño un par de
metros para echarla a la acequia o depositarla en una pequeña balsas de
riego, es decir, hace la función de la noria elevadora murciana empleando
el mismo mecanismo que las norias de sangre comunes.
La Noria de Los Bolas,
situada en la actual fabrica de magdalenas.
La Noria del Cortijo
Pelos ya desaparecida y situada en el pago del mismo nombre.
La
que estuvo ubicada en el Cortijo de
la Noria, en el pago del mismo nombre.
Noria de la Molineta. Estuvo situada junto al cortijo de la Molineta,
llamado así porque la primitiva noria fue sustituida por una molineta.
Noria del
Cortijo de la Medica, ya desaparecida y que estuvo situada en el cortijo
del mismo nombre.
La
noria
de sangre es una máquina compuesta básicamente de dos grandes ruedas,
una horizontal que movida por un animal, transmite su giro a otra vertical
instalada sobre la boca del pozo, la cual lleva aparejada una cuerda
circular con vasijas adosadas que cuelga hasta el fondo del pozo y que con
el girar de la rueda eleva el agua hasta la superficie.
A
España llegó la noria de la mano de agricultores asirios que se
afincaron en Andalucía y Levante peninsular a partir del siglo VIII.
La
construcción de las norias la llevaban a cabo maestros carpinteros. Una
vez excavado el pozo el carpintero tomaba las medidas del brocal y
teniendo en cuenta la profundidad del pozo se fabricaban utilizando para
ello "maderas duras" previamente curadas de las existentes en
los alrededores. El uso de clavos o soportes de hierro era escaso o nulo
empleándose cuñas y ensamblajes de madera. Las reparaciones las solían
hacer los mismos dueños reponiendo sobre todo las piezas de los
engranajes sujetas al desgaste por rozamiento.
Durante
el presente siglo se construyeron norias de hiero con una mecánica mas
resistente y de menor mantenimiento aunque de mayor costo económico
fabricadas por maestros herreros que procedían de manera similar a los
carpinteros.
La
elaboración de la maroma era una tarea comunal en la que intervenían
varios vecinos o familiares tal como se hacía en las matanzas o en la
trilla. Para ello se hacían guitas con las que se trenzaban sogas de tres
ramales, las cuales se unían a su vez en grupos de 4 para formar cabos.
Grupos de 4 cabos se trenzaban para constituir finalmente la maroma. Este
proceso exigía el trabajo y la pericia de 6 ó 7 hombres que la
estiraban, manipulaban y trenzaban las cuerdas. Un artilugio simple de
madera con cuatro canales (uno por cabo) en forma de pirámide alargada
llamada borrego cerraba el proceso de trenzado juntando los cabos de la
maroma.
Las
vasijas, llamadas jarros o arcaduces tenían una capacidad de unos 4
litros, estaban hechas de barro y llevaban un pequeño agujero al fondo
para su vaciado una vez que dejaba de girar la noria. Estas iban unidas
mediante guitas a la aroma, la cual con el girar de la rueda vertical de
la noria, entraban y salían del pozo.
El
entramado de la noria se colocaba sobre una plataforma elevada, de aquí
bajaba el agua para depositarse en la balsa.
11.
Pozas
Son
hoyos simples de escasa profundidad que se practican en la ramblas o
humedales cercanos para dar de beber al ganado. Se excavan normalmente en
épocas de estío cuando las aguas desaparecen bajo las arenas en sitios
que la experiencia de años anteriores aconseja, ocupando casi siempre el
mismo lugar que su antecesora.
Se ensucian y entierran con relativa facilidad, por lo que había que
limpiarlas a menudo.
12.
Pozos
En
esta área, el pozo no esta vinculado tradicionalmente al regadío,
(hablamos desde el punto de vista de la hidráulica tradicional) sino al
consumo humano y animal, lo que se entiende dada la dificultad de irrigar
todo un espacio a base de extraer vasijas manualmente. Sin embargo son
numerosos los pozos existentes junto o dentro de las casas para el
abastecimiento doméstico ya que la capa freática, sobre todo en el casco
antiguo del pueblo, queda a escasa profundidad y las tierras son fáciles
de oradar. Es obvio que des de la instalación de la red de aguas potables
en la década de los setenta caen en desuso, y por el peligro que
conllevan la mayoría han sido cegados. Otro motivo para su inhabilitación
se debe a la posible contaminación de sus aguas por parte de los pozos
ciegos o filtraciones del alcantarillado.
En
la segunda mitad del presente siglo y con la introducción de los motores
de bombeo, las comunidades de regantes de los diversos pagos perforan
pozos en los márgenes de rambla para así poder prescindir de las tandas
de riego y con la construcción de balsas efectuar el riego cundo
convenga. De esta manera el pozo sustituye al caño y se constituye en el
sistema de captación hídrica fundamental.
A
finales de los noventa, se perforan grandes pozos que con potentes motores
eléctricos ponen en cultivo extensas áreas, antes de secano, para el
cultivo básicamente de lechugas con lo que se daña gravemente el acuífero
de la rambla y está abocando a todo el sistema de riego tradicional a su
desaparición.