3.2.
Salinas de Cabo de Gata. Al
suroeste del Promontorio Charidemo, las Salinas de Cabo de Gata
constituyen el humedal más importante de Almería y uno de los más
singulares de Andalucía. Su
explotación industrial, para la obtención de Sal Común,
probablemente, se remonte a la colonización fenicia. Actualmente son
un paradigma de como la actividad humana no ha de ser siempre un freno
para el desarrollo y consolidación de los ecosistemas sino, y en este
caso excepcional, parte integrante y fundamental del mismo. De hecho,
de no haber sido por su antropización, muy probablemente, este
singular biotopo no existiría en la actualidad. La
producción actual de Cloruro Sódico es, aproximadamente, de unas
40.000 TM. anuales. La recolección se inicia al final del estío,
aprovechando la alta evaporación que se produce durante estos meses,
prolongándose durante un espacio inferior a treinta días,
concluyendo en el mes de septiembre antes de las primeras lluvias.
Las Salinas se asientan sobre terrenos sedimentarios de origen cuaternario compuestos por conglomerados de pie de monte, limos y arenas, capaces de albergar más de 300 Has. de lámina de agua, con una profundidad media de 25 cm. Paralelas a la línea de playa, y separadas de esta por una franja de dunas, están divididas en 13 estanques principales y un grupo de cristalizadores donde se concentra la actividad industrial. Diques de separación, compuertas y pequeños islotes completan el perfil de este biotopo antropizado. La
entrada de agua se produce, principalmente, por medio de un complejo de
piscinas situado en acantilados marinos próximos. Los vientos
dominantes del tercer cuadrante (o en su defecto el bombeo mecánico)
producen la entrada natural del mar en éstas, que a través de un
sistema de canales llevan el agua a los estanques salinos, aportando una
rica y variada microfauna, y comunidades algares marinas; tanto su
distribución como supervivencia dependen de los distintos gradientes de
salinidad de los estanques, que oscilan entre los 3,5º Bé de los que
reciben directamente el agua marina, hasta los más de 30º Bé que
alcanzan los cristalizadores. Existen también aportes endorreicos
subterráneos. Las precipitaciones, generalmente torrenciales, afectan a
los niveles hídricos del humedal; diferentes ramblas desembocan
directamente en éste, que queda dentro de un área deprimida de la
llanura litoral. El glacis constituido por el Barranco del Sabinar es
responsable de la mayor parte del agua que, por escorrentía
superficial, desemboca en las Salinas. El
clima, de tipo subtropical mediterráneo desértico, es uno de los
factores condicionantes del biotopo. Se caracteriza por precipitaciones
anuales medias inferiores a 200 mm. , normalmente torrenciales y
concentradas entre octubre y mayo, siendo inapreciables durante el estío.
No existe invierno térmico; las temperaturas mínimas medias son
superiores a los 12º C. La humedad relativa es elevada, superior al 72
%, a lo que contribuye la presencia habitual de calimas, nieblas y rocíos,
que contrarrestan la falta de agua y son factor condicionante del tapiz
vegetal que se desarrolla en la zona. La alta insolación, superior a
las 3.000 horas anuales, completaría esta síntesis climática. La
flora halófila que rodea los estanques salinos, está compuesta
principalmente por Quenopodiáceas, siendo la especie dominante Arthocnemun
fructicosun (=Salicornia fructicosa) (Sosa, Salicornia), que
coloniza tanto la orla de los charcones como los diques e islotes. En
las zonas donde las filtraciones de agua dulce contrarresta la
hipersalinidad del suelo, aparecen comunidades de Juncadal (Juncus
acutus, Juncus maritimus) y carrizal (Phragmites australis). |